El pasado 22 de abril 2016, durante su participación en el acto inaugural de la reunión tripartita de Centroamérica y República Dominicana, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, señaló que la persistencia de la desocupación e informalidad hacen necesario contar con un diálogo social vigoroso y efectivo para hacerles frente, a fin de avanzar hacia un crecimiento inclusivo, generador de más y mejores empleos.
Ryder recordó que si bien esta subregión presenta un panorama económico ligeramente favorable, “los desafíos del desempleo e informalidad, de combate a la pobreza y de falta de cohesión social son grandes”.
Por su parte, el director de OIT para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar, al inaugurar un foro realizado en Lima en agosto 2015, al que asistieron representantes de gobiernos, organizaciones de empleadores y de trabajadores, hizo hincapié en que “el crecimiento no será ni sostenible ni inclusivo, si coexiste con mercados laborales con alta informalidad”.
Entre 2002 y 2012, varios países latinoamericanos incrementaron su empleo formal en 60% (Argentina y Brasil) y 70% (Chile). Inclusive países pobres como Nicaragua prácticamente duplicaron el número de empleos formales, coincidiendo con la llamada década de oro de la región (2002-2012), caracterizada por un crecimiento anual promedio del 3.7%, cuatro veces más que en las dos décadas previas (1980-2000).
Sin embargo, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado en 2013 mostró que todavía los países que habían crecido por encima de ese promedio en la última década tenían niveles de informalidad superiores a los estándares regionales. Entre ellos: Perú (68.8%), Paraguay (65.8%), Colombia (56.8%) y México (54.2%).
La informalidad en Panamá disminuyó más de nueve puntos entre 2005 y 2012, de 46.6% a 37.3% de la población ocupada no agrícola. Pero a partir de entonces ha comenzado a aumentar, para ubicarse en 39.9% a agosto 2015. Esto representa 575 mil 415 trabajadores, sin contar el empleo agrícola (254 mil 434 plazas, 14.7% del empleo total en Panamá), sector con la mayor tasa de informalidad del país.
La evidencia más contundente de la creciente “informalización” de la expansión del empleo a partir de 2012, es que 1 de cada 50 nuevos empleos generados por la economía entre 2009 y 2012 fue informal, mientras que entre 2012 y 2015, fue 1 de cada 2.
El ministro de Trabajo, Luis Ernesto Carles, ha sido categórico: “no podemos permitir que un país con un buen crecimiento económico sostenible dentro de la región, mantenga tan alto índice de informales”.
El Estado se ha venido preparando. Por ejemplo, el Programa de Apoyo a Inclusión Económica del Sector Informal, desarrollado por el Centro Nacional de Competitividad, con apoyo del BID y el Ministerio de Economía y Finanzas, busca la inclusión del sector informal, mediante instrumentos legales que facilitan la formalización y el acceso al financiamiento de las micro y pequeñas empresas, esfuerzo que articula a través de la Ampyme. La batalla será larga, y apenas comienza.