Es la hora de reflexión: Carmina de Alemán

En julio se inicia una nueva etapa en Panamá. Todos estamos a la expectativa de saber cómo será, queremos ver la capacidad y el conocimiento de la realidad social que tiene el nuevo presidente de la República, Juan Carlos Varela. Se habla mucho en estos días y se hacen reuniones con los directivos de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe, el Comité Olímpico de Panamá (COP) y la alcaldesa Roxana Méndez, para que Panamá obtenga la sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, que le costaría al país más de 200 millones de dólares. ¿Por qué oponerse? Si la improvisación continúa regulando los destinos nacionales, seremos todos “arrollados”. Es lógico que lo primero que debemos hacer es ordenar la casa, la educación, la salud, la seguridad y un sinfín de problemas que aquejan al país, antes de poner la prioridad en un gasto de más de 200 millones. Además, si vemos la realidad del país en materia deportiva, concluiremos que hay que hacer cambios profundos, no seguir con la política del amiguismo ni el turismo deportivo y las improvisaciones. Varela, presidente electo por la mayoría de los ciudadanos, prometió que implantará la “justicia social” relacionada con más viviendas, agua potable, salud y comida, esa es la prioridad. El primer problema a resolver es el de saneamiento, destinemos esos millones para beneficio de las poblaciones, dotándolas principalmente de agua potable, elemento indispensable para satisfacer la sed, preparar los alimentos, para la higiene y la salud. En mayo 2010, en la Asamblea General de la Organización Deportiva Bolivariana en Mérida, México, Panamá logró la sede de los XVII JB del 2013. Esos juegos no se llegaron a realizar en Panamá porque el denominado “grupo 21” se opuso y boicoteó la celebración aduciendo ilegalidades y violaciones de las leyes del país (inscripción en el Registro Público). El grupo era respaldado por el gobierno de Cambio Democrático. El Sr. Ricardo Martinelli culpó de este fracaso a a los señores del COP. Se enfureció y amenazó con meterlos presos y con darle un “batazo” a su presidente. Ahora tenemos una situación similar, con otros actores. El COP lo dirige el grupo 21, cuyos miembros fueron impuestos para que siguieran una “hoja de ruta” y respondieran a los intereses políticos del CD. Fueron reconocidos por el Comité Olímpico Internacional, en una clara violación de las leyes de Panamá, con el beneplácito del gobierno saliente. No tienen legitimidad jurídica, sin embargo, piden que Panamá sea la sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2018. Su actuación es irresponsable, pues carecen de esa legalidad que tanto reclamaban en el 2010, pero ahora está bien, porque tienen el beneplácito del Gobierno. Pregunto, ¿cuál, el saliente o el entrante? Estos son dirigentes deportivos sin valores, credibilidad y sin visión para darse cuenta de que nuestro país tiene ahora otras prioridades con el pueblo. Prioridades sociales que le demandan al Presidente electo cumplir con todo lo que prometió, y que la política no siga en un mar de tempestades. Que Dios ilumine a Juan Carlos Varela, para que labore por el bien y por el honor del país, y pueda ayudar a ese pueblo necesitado de comida, agua, educación, salud y seguridad, primero y antes que nada.

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