Las lágrimas del estadounidense Bode Miller, que ayer se convirtió a sus 36 años en el esquiador más veterano en lograr una medalla olímpica en esquí alpino, marcaron una jornada en la que el bigote de la checa Eva Samkova, ganadora de la prueba de cross de snowboard, puso la sonrisa a los Juegos de Sochi.
Un metal que agrandó, todavía más si cabe, la leyenda del estadounidense, que con el bronce conquistado ayer en el supergigante suma ya un total de seis medallas -un oro, tres platas y dos bronces- en sus cuatro participaciones olímpicas.
A ese extraordinario palmarés Miller añade cuatro títulos de campeón del mundo, en cuatro disciplinas diferentes, así como dos globos de cristal, al imponerse en la general de la Copa del Mundo de los cursos 2004-05 y 2007-08.
Si las lágrimas protagonizaron la medalla de Miller, la sonrisa acompañó el triunfo de la checa Eva Samkova en la prueba de cross de snownoard, donde la joven rider dejó una de las imágenes de los Juegos con el falso bigotillo que lució en la competición.
“Es el bigote de la suerte”, explicó Samkova, que como ya es costumbre desde 2011, volvió a pintarse su falso bigote para su debut olímpico.
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