El exastro del football americano Peyton Manning lleva a una familia a Universal Parks & Resorts.
El actor Chris Pratt se ejercita para ponerse en forma y promocionar la cerveza Michelob Ultra.
Los anunciantes del Super Bowl de este año se apegan a sus propios asuntos e intentan distanciarse de cualquier asunto polémico, desde la política hasta el movimiento contra el acoso sexual #MeToo (#AMiTambién) con pautas humorísticas que no sean ofensivas.
El objetivo es captar la atención de los más de 111 millones de telespectadores que se prevé que sintonicen el encuentro entre los Eagles los Patriots.
Las pautas de 30 segundos tienen un valor superior a los 5 millones de dólares.
El año pasado, los anuncios que tocaron asuntos políticos fueron un fracaso, como el de 84 Lumber que tocó el tema migratorio.
Además de que algunos piensan que las bajas audiencias en los recientes Grammy se debió a que contuvo demasiados momentos políticos, como la aparición de Hillary Clinton leyendo un extracto del libro Fire and Fury sobre el presidente Donald Trump.
La gente está de ánimo para “un espectáculo libre de política”, dijo Kim Whitler, profesora de publicidad en la Universidad de Virginia.
Varios comerciales intentarán vender a través del humor y mediante el uso de celebridades, en su mayoría de sexo masculino.
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