La economía británica creció un 0.5% en el tercer trimestre, confirmaron ayer cifras oficiales que podrían ser las últimas en algún tiempo en mostrar crecimiento, ya que el país se acerca peligrosamente a una nueva recesión.
El crecimiento fue el más alto en un año, pero fue impulsado por factores que no podrían resistir los embates de la crisis de la zona euro y del ajuste fiscal lanzado por el Gobierno británico.
Un fuerte incremento en los inventarios de las empresas y el gasto público motorizaron la expansión del tercer trimestre.
El fin de factores excepcionales vistos en el segundo trimestre, como el impacto del feriado por la boda real y algunos problemas en la oferta por el terremoto de marzo en Japón, también ayudaron a la economía.
“Los detalles revelan algunas tendencias muy interesantes y preocupantes, lo que asesta un significativo golpe a las perspectivas de crecimiento en el corto plazo”, dijo Andrew Goodwin, asesor económico de Ernst & Young.
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