El Aeropuerto Internacional de Tocumen firmará un convenio con los Países Bajos para contratar un estudio técnico que determine cuál sería la mejor opción para mejorar el suministro de combustible a la terminal aérea.
La decisión se toma luego de un viaje que hizo en enero pasado Carlos Duboy, gerente de Tocumen, S.A., a la nación europea para conocer cómo los principales aeropuertos de ese país se abastecen de jet fuel.
Actualmente, 100 camiones cisterna se trasladan todos los días entre Colón y Tocumen, número que se está convirtiendo en un dolor de cabeza para la terminal aérea debido a las largas filas que se crean a medida que los cisternas se agrupan para descargar.
Diariamente, en Tocumen se consumen 600 mil galones de combustible y en los próximos 4 meses la cifra aumentará en 50 mil galones, producto de los nuevos vuelos y el aumento de frecuencias ya confirmadas por las líneas aéreas que operan en la terminal.
Este incremento en el consumo de combustible está presionando la infraestructura actual de almacenaje de la terminal aérea panameña, que el año pasado manejó más de 15 millones de pasajeros y 360 operaciones aéreas diarias entre despegues y aterrizajes.
Tocumen tiene capacidad para almacenar 1.4 millones de galones de jet fuel, cantidad que alcanza para dos días de operación, pero se adelanta la construcción de 3 nuevos tanques de almacenamiento que permitirán guardar combustible para 7 días con 4.5 millones de galones.
La construcción de los nuevos tanques costará a Tocumen 11.4 millones de dólares. La obra registra un avance de 35% y se proyecta que estará lista para finales de junio de 2018.
A medida que se incrementa la demanda de combustible, crece el número de camiones cisterna que llegan a Tocumen procedentes de la antigua refinería en la provincia de Colón.
Sin precisar número, Duboy comentó que la cantidad de incidentes al momento de despachar el jet fuel en los tanques de almacenamiento ha aumentado en los últimos años.
“El aeropuerto ha incrementado exponencialmente su crecimiento en operaciones durante los últimos 10 años, lo cual pone una enorme presión en sus infraestructuras actuales. El combustible de aviones requiere de un manejo especial para asegurar el suministro a las aerolíneas las 24 horas del día”, comentó Duboy.
Adelantó que ya están conversando con la embajada de Holanda en Panamá para firmar el convenio técnico.
“Vamos a analizar cuál es la mejor opción, ya sea marítima o terrestre, pero nosotros haremos los estudios y el plan maestro. La adjudicación y ejecución quedará para la próxima administración”, comentó.
El estudio que realizarán técnicos holandeses debe definir si el proyecto debe ser una inversión de la terminal aérea o si sería concesionado al sector privado.
Por el momento la administración del aeropuerto aprobó la construcción de una “granja de combustible” adicional en los predios de la nueva terminal de pasajeros, pero se desconoce el monto de la inversión y la cantidad de tanques de almacenamiento que tendría.
CONCESIÓN DE VERTIKAL
A finales de enero pasado el pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) revocó la resolución del Ministerio de Ambiente del 6 de mayo de 2014, que aprobaba el estudio de impacto ambiental (EIA) categoría II, para la instalación de un oleoducto que llevaría combustible al aeropuerto de Tocumen.
Duboy indicó que la concesión que tendría Vertikal Corporation, adjudicada en 2012, por un periodo de 20 años, está cancelada por parte del aeropuerto debido a incumplimiento de contrato.
La compañía recibió, en el ocaso de la administración de Ricardo Martinelli, el visto bueno para instalar un oleoducto desde el manglar cercano al aeropuerto para bombear combustible desde tanques anclados y barcos.
La concesión incluía el uso de 4.5 hectáreas y el oleoducto tendría una distancia de 8.5 kilómetros entre los tanques anclados y el aeropuerto. Duboy indicó que los sistemas de abastecimiento más confiables en el sector aeroportuario son los oleoductos .
Manifestó que sin importar qué decisión se tome, ya sea un oleoducto por tierra o por mar, el proyecto debe ser licitado después de un debate con todas las partes involucradas, entre ellos grupos ambientalistas, para escoger la mejor opción al aeropuerto, pero sin afectar los ecosistemas.