VALOR RAZONABLE: Afrontando la volatilidad

OPINIÓN Recientemente, la volatilidad se ha tomado los mercados. Por ejemplo, el S&P 500 cayó aproximadamente 5% en menos de una semana a mediados de octubre. Estos movimientos han sembrado dudas en los inversionistas. Esto es comprensible ya que a nadie le gusta ver cómo el valor de sus activos cae repentinamente. Pero dejando a un lado las emociones, episodios como este representan oportunidades y deberían ser tomados de esta manera. Los precios en los mercados son determinados por la ley de oferta y demanda. A corto plazo estas fuerzas suelen ser determinadas por los sentimientos de los participantes, ya sea optimismo o temor. Los movimientos diarios en el precio de cada acción por lo general no tienen ninguna relación con el desarrollo del negocio y más que ver con las emociones de los inversionistas. Sin embargo, a largo plazo los retornos de cada acción suelen acercarse a los resultados del negocio. Entonces, caídas momentáneas de precio deberían ser bienvenidas por los inversionistas. Para ser más claro, tomemos un ejemplo. Un inversionista compra un terreno por $80 que él concluye tiene un valor de $100. Al día siguiente, el terreno adyacente, el cual es exactamente igual, lo ofrecen por $60. ¿Como tomaría el inversionista esta oferta?, ¿aprovecharía la oportunidad de invertir más barato o se preocuparía por el bajón de precio? La lógica indica que el inversionista, si tiene la liquidez, debería comprar el terreno a $60 ya que llegó a la conclusión de que este tiene un valor de $100. A la vez, esta nueva oferta no altera el valor de su terreno. A medida que el terreno es ofrecido a menor precio, el riesgo de la posible inversión disminuye ya que la diferencia entre precio y valor aumenta. Por ende, un bajón en el precio de un activo hace la inversión en este más atractiva. Lo mismo ocurre con las acciones cotizadas en los mercados. Al comprar una acción, el inversionista se convierte en dueño de un negocio. Los precios de mercado no determinan el valor del negocio, sino a los que uno puede invertir o vender. Un inversionista con visión a largo plazo debería desear que los precios caigan para poder seguir incrementando sus posiciones a precios más atractivos. Es sumamente difícil manejar con calma un bajón en los mercados. En mi opinión, la mejor manera para dominar las emociones es entender lo que uno invierte. El inversionista debe calcular el valor del activo y tomar sus decisiones con base en ese valor. Así, uno puede ignorar la opinión del mercado y solo utilizar las emociones de los participantes a su favor.

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