Antropología en resarcimiento

La mañana del miércoles tenía rasgos prometedores para la comunidad de antropólogos locales. Tras casi un año de planificación, finalmente se iniciaría el Congreso de Antropología Panameña, el primero en su categoría luego de 20 años de sigilo involuntario, de esos que con un descuido corren el riesgo de terminar en desidia. La sala multiusos de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero albergó a unos 50 asistentes durante su apertura, que tras las palabras idóneas del director de la escuela de antropología de la Universidad de Panamá, Aníbal Pastor, y la charla anecdótica de Stanley Heckadon, director de comunicaciones y programas públicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, se adentró en un programa multidisciplinar que culminará esta tarde a las 5:30 p.m. “El objetivo de este evento busca fundamentalmente contribuir con el desarrollo disciplinario de la antropología, entendida como el estudio holístico de la experiencia humana en el istmo”, aseguró su comité organizador en entrevista con este diario. El grupo de coordinadores está conformado por los antropólogos: Carlos Gómez, Gisela Lanzas, Guillermina De Gracia y Tomás Mendizábal, quienes ante la evidente insuficiencia de espacios de esta índole decidieron tomar acción. Así, bajo la consigna de “Pasado, presente y futuro”, el Congreso Panameño de Antropología se desarrolla con un abanico de ponencias que, precisamente, reflexionan sobre el estado actual de la antropología y sus diferentes aplicaciones y, a su vez, ponen en el tapete la necesidad de establecer acuerdos que conduzcan a mejorar y fortalecer las condiciones -materiales, culturales e institucionales- de esta profesión en Panamá. La actividad también coincide con la reapertura en la Universidad de Panamá de la licenciatura en antropología, luego de su suspensión lamentable 15 años atrás.

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