La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso convirtiendo en obsoleto hoy lo que ayer era una herramienta imprescindible. Pasó con el walkman, con los CD y empieza a pasar con los mensajes de texto de los móviles.
Los ingresos derivados del envío de SMS bajaron casi 20% en 2010.
El mayor atractivo de las nuevas aplicaciones es que, frente al pago asociado al envío de cada mensaje de texto tradicional, las comunicaciones que ofrecen son gratuitas a veces hay que abonar solo una cantidad por su descarga inicial porque se transmiten a través de la línea de datos del teléfono.
Existen decenas de apps similares, pero la más popular es Whatsapp, compatible con los sistemas operativos Android, iOS, Blackberry y Symbian.
En línea con estos datos, la International Telecommunication Union indica que los servicios de 3G han crecido de forma significativa: desde los 72 millones de usuarios existentes en 2005 se ha alcanzado la cifra de 940 millones en 2010.
Sin embargo, pese a esta tendencia aún no le ha llegado la hora al SMS. A cada segundo se envían en el mundo una media de 200 mil mensajes de texto.
La explicación contempla dos fenómenos: por una parte, las tarifas de datos aún son elevadas y por la otra, la telefonía móvil continúa su penetración en los países en vías de desarrollo en su mínima expresión (voz y SMS), donde el 3G, si no inexistente, es un privilegio al alcance de muy pocos.
Pero el declive es cuestión de tiempo.
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